28 jul 2008

Conferencia: "Aprende a dibujar"

Uno, dos, probando, probando... ¿Funciona? Bien.

*Carraspera* Hola, hoy vamos a tratar el controvertido tema de la estafa de los libros de "Aprende a dibujar X", donde X viene a ser manga, superhéroes o penes de goma.

Es cierto que todos en algún momento hemos pensado que podíamos tener capacidad de dibujar tan bien como el que más, o al menos, lo suficientemente decente como para poder colgar un monigote de la puerta de la nevera y mirarlo con orgullo. También es cierto que una vez realizado dicho proceso creativo nos hemos dado cuenta entre lágrimas de que no hemos sino desperdiciado un papel para crear un engendro abominable cuya existencia tiene sentido únicamente en el más profundo de los niveles del infierno. Deshaciéndonos del susodicho aborto artístico mediante un exorcismo por fuego, nos olvidamos de nuestra absurda y disparatada idea.

Hasta que un día, paseando por una librería, vemos a un simpático libro que nos guiña un (figurado) ojo. Un libro en cuya portada pone, con coloridas y brillantes letras: "Aprenda a dibujar X". En ese instante, una chispa de esperanza proveniente de las brasas de nuestra presuntamente extinta ilusión prende con fuerza en el montón de paja de nuestra inocencia. Y pensamos que, quizás, lo que nos hacía falta era una guía con la que dirigir todo nuestro apabullante potencial. Y lo volvemos a intentar. Y aunque esta vez nuestra creación no es una afrenta a la mismísima existencia del universo, sigue siendo un pecado ante los dioses que debemos hacer desaparecer cuanto antes. Y de esta forma nuestro gozo, mano a mano con los 30 € que costó el susodicho libro, se va dando saltitos al fondo de un profundo pozo, donde se instalará durante los próximos 40 años, tiempo que tardaremos en olvidar adonde nos condujo nuestra orgullosa presunción. El infame libro causante de nuestra recaída, por su parte, se esconderá en algún obscuro rincón de alguna estantería, cual paciente bandolero que espera el momento adecuado para volver a asaltar a su víctima, no siéndole suficiente el haber dado una paliza a nuestro malhadado bolsillo.

Como conclusión, pues, expresaré lo que el saber popular ya inmortalizó con otra de sus memorables sentencias, y que reza: "de donde no hay, no se puede sacar".

Ahora, si les parece bien, podemos pasar al turno de preguntas.

- Buenas, quisiera preguntarle: ¿esta advertencia es aplicable para todos los públicos?

No, realmente con esto quiero indicar a todos aquellos con nulo potencial que no se dejen llevar por este tipo de libros, que, en mi opinión, no traerán sino más desgracia a sus vidas. Se sentirán igual de desdichados, pero con menos dinero encima.

- Hola, yo mismo, verá, ¿no cree que esto puede ayudar a aquellos que tengan un cierto arte pero no sepan aún como darle forma?

Sí, en ese caso concreto es posible que el desembolso causado por la adquisición de ese libro no sea del todo en balde. De todas formas, recalco, hay que tener un cierto talento previo, no se puede partir de la nada.

- ¿No será que en realidad usted no es sino un amargado que ha intentado por todos los medios posibles dibujar, y no lo conseguiría ni aunque viviera nueve vidas seguidas?

Francamente, eso no podría ser más cierto.

Bien, esa era la última pregunta. Muchas gracias a todos por asistir. Otro día, hablaremos acerca del peligro subyacente en la frase "eso lo puedes hacer tu mismo, son sólo dos empalmes de nada" y su repercusión demográfica.

1 comentario:

mu dijo...

Lo de la chispa proveniente de las brasas [...] es memorable XDD